martes, 19 de abril de 2011

Cita fallida (2)

12: 20.
Al llegar a la Plaza de la Marina, sube un hombre. Es mayor, delgado, musculoso. Compra el billete al conductor y le dice que se de prisa, es una cuestión de vida o muerte. Luego, se sienta a mi lado. Está nervioso, suda. Tiene un tic en la mejilla derecha. Cuando el autobús reanuda la marcha, saca el móvil y marca un número.
- Tranquilo, ya voy de camino –dice apenas unos segundos después-. ¿Cómo estás? Tienes que hacerlo, ¿me entiendes? La vida de esa gente está en tus manos. Acercate al panel y comprueba las conexiones. Bien. Corta el cable rojo. Sí, el rojo. ¿Es que hablo en chino?
Hay mucho tráfico, el autobús avanza despacio. El hombre se levanta, maldice, observa el atasco a través de la ventanilla. Al volverse leo sobre su espalda las palabras: FBI. Los viajeros, intimidados por su actitud, tratan de ignorarle, se concentran en el paisaje, en la lectura del periódico.
- ¡He dicho el rojo! –grita de pronto-. ¿Qué has hecho, Dios mío? ¿Qué has hecho? Eso puede explotar en cualquier momento. Ahora tendrás que cortar el azul y unirlo con el verde.
El autobús vuelve a detenerse, otra parada. El hombre fuera de sí, empieza a golpear el asiento con el puño una y otra vez, más deprisa, más deprisa. El conductor lo observa a través del espejo retrovisor, pero sigue repartiendo billetes, atendiendo a los viajeros. No estoy lejos del sitio al que me dirijo, así que decido marcharme. Cuando bajo las escalerillas, oigo un rugido: ¡He dicho el verde, no el morado!

2 comentarios:

  1. ummm, me gusta. Qué más?

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  2. bien, debo asumir que hemos aumentado la extensión de los cuentos. ¿No?
    Yo sigo con mi folio y medio.

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