viernes, 17 de febrero de 2012

Los días


    No hay nada. Es uno de esos días oscuros en los que más valdría no haberse levantado. Uno de esos días en los que llegan las facturas o hay malas noticias por todas partes. Abres un periódico y solo encuentras miseria y desolación.
     No hay nada. Solo unas horas que vienen a  ser meses o años, unas horas que no pasan, que llegan para quedarse contigo y deshacen sus maletas y se duchan y entonan alguna triste desgracia. Me pasas el jabón, dicen. Y empiezan a cantar, ese lamento de los minutos  que no pasan.
     No hay nada. El vecino te habla sobre el fin del mundo, los taxis ignoran tu llamada y pasan de largo, la lluvia te sorprende cuando menos lo esperas o un coche se cruza a tu lado  y empapa tu abrigo. Tu único abrigo.   Cualquier cosa es nada en esos días que llegan sin previo aviso y te despiertan con un susurro de tragedia.
  Cuando llegan procuro afeitarme, comportarme como si no pasara nada. Los llevo a comer a un buen restaurante, hacemos el amor y  luego vamos a la doble sesión del Alameda y mientras el tiempo pasa al otro lado va pasando en este, y el dia se va reduciendo a unos minutos, los que restan para que se vayan estos días tan oscuros.