viernes, 29 de julio de 2011

Absurdo

Estocolmo, 13 de abril de 1990

2:45 horas

Solo forcejea cuando se acerca el primero. Uno tras otro, a veces dos a la vez, se vacían en ella mientras el resto aplaude la hazaña. El último le asesta un tiro en la frente. Van saliendo de la cabaña entre voces de satisfacción, no sin antes escupir y patear el cuerpo inerte. No aguanto más y vomito. Se burlan de mí mientras me dicen que todo vale para engrandecer la patria.

4:10 horas

Todo arde a no muchos metros. Los gritos enemigos contrastan con la euforia de los nuestros. Afortunados los que han caído por acción de los proyectiles justo antes de que todo se incendiara. Uno de ellos consigue alcanzarnos envuelto en llamas. Le disparo ante la decepción de mis compañeros. El humo comienza a cegarnos y dificulta la respiración, llega el momento de marcharse. Atrás dejamos la barbarie de un exitoso ataque sorpresa.

A la mañana siguiente nadie habla. Nunca hay palabras justo después. En silencio se enfundan en sus batas y se calzan las zapatillas. Tras la rutinaria visita al lavabo sus pies avanzan de forma automática hacia la cocina y les llevan hasta la cafetera y el tostador de pan. Después de unos pocos bocados y numerosas miradas de compasión se rompe el silencio por primera vez:

- Las pesadillas han vuelto, ¿no es eso?
- Para ti también, entiendo.

Cabizbajos se entretienen con las migas amontonadas sobre la mesa en un intento de eludir lo obligado. Ninguno de los dos se atreve a formular la pregunta. Al fin alguien dice:

- ¿Tenían rostro?
- No. ¿Los tuyos?
- Tampoco.
- Entonces todo va bien.
- Lo sé. Mientras no tengamos rostro todo irá bien. Te quiero.
- Te quiero. Sin duda arderemos en el infierno, pero al menos lo haremos juntos.

Él, Steve J. Foster, estadounidense, 65 años. Él, Kim Gu, norcoreano, 66 años. Ambos, combatientes en la guerra de Corea.

lunes, 25 de julio de 2011

Star Trek o la fuerza del sino

- Hey, Spock, ¿cómo va?
- Capitán, qué sorpresa, no esperaba verle en este momento por aquí.
- Está todo a punto, así que he pensado en dar un paseo antes de partir hacia Andrómeda VI. ¿Sabe? Según venía me estaba acordando de aquella ocasión en que le robaron el cerebro. Lo pasamos mal, amigo.
- Ya lo creo, estuvimos cerca de que aquella alienígena dejara K.O. a toda la tripulación. Mire, aquí llega Mc Coy.

Y mientras el enfermero les toma la tensión arterial y les introduce en la boca la pastilla de las cinco, Locke pelea con Potter por una bola de dragón ante la mirada atónita de Marge Simpson.

Jamás se descansa en el Madison Freaks Hospital.

lunes, 18 de julio de 2011

jueves, 14 de julio de 2011

sábado, 2 de julio de 2011

Proyecto Génesis

Llega uno con pinta de saberlo todo.
–Señoras y señores: El mundo se acaba. La cuenta atrás ha comenzado. Es la triste realidad. Hace tiempo que lo sabíamos y hemos seguido y seguido y seguido. La hemos cagado.
La multitud se decepciona:
-OOOOOOOH.
Pero no está todo perdido. El Proyecto Génesis está en marcha y puede dar otra oportunidad a la humanidad. Aquí, en la Gran Explanada, se encuentra el dispositivo, la nave, el arca o como lo queráis llamar. Cuando la cuenta atrás termine subirán los elegidos y la humanidad se salvará.
La multitud se esperanza:
–AAAAAAAH.
Llega otro que se encoge de hombros.
–A la vista salta que la nave es gigantesca, pero también es evidente que no vamos a caber todos. Yo propongo que nos subamos nosotros, los que estamos aquí porque somos los únicos que nos hemos preocupado por la situación y nos hemos dado cuenta de que algo va mal.
Llega otro con pinta atlética.
–Vamos a ver, los que se suban tendrán que empezar de cero y repoblar la tierra. Es evidente que tendrán que subir los cuerpos más desarrollados. Propongo que se llene la nave de deportistas de élite. Si queréis podemos organizar unas Olimpiadas aquí mismo en la explanada y los campeones de cada especialidad van subiendo diréctamente a la nave.
Llega otro con pinta intelectual.
–Lo del cuerpo está muy bien ¿Pero la mente? Yo creo que deben subir los científicos e intelectuales. Nuestra esencia no está en el músculo, sino en el cerebro. Se impone la necesidad de celebrar un concurso de curriculums con unas posteriores votaciones populares para elegir a los mejores representantes de nuestra especie.
Llega otro con pinta de artista.
–No vais descaminados, yo también creo que deben subir a la nave unos representantes escogidos. Pero esta vez no vais a dejar a los artistas atrás. Ese es el gran error que queréis repetir. Tanto cuerpo y tanta mente pero os olvidáis del alma. A la hora de elegir a los que subirán os ruego que tengáis en cuenta a los artistas.
Llega otro con pinta de político.
–Vamos a ver, se está hablando de elegir representantes, votaciones y elecciones. No hay que olvidar que los políticos somos especialistas en ser elegidos. Siempre hemos sido representantes del pueblo y en este caso extremo tenemos el derecho y el deber de presentarnos a las elecciones por la salvación.
Llega otro con pinta de locutor deportivo.
–Vamos a ver, aquí lo que podemos hacer es una selección de los mejores de cada área y elegir a una buena representación de la humanidad pero…¿Qué veo? Por ahí se acercan unos señores trajeados con maletines. Míralos, son los poderosos, los Señores del Dinero, los que mandan de verdad. No son los más conocidos, ni los más inteligentes, ni los más atléticos, ni los más jóvenes, pero está claro que son los amos del cotarro. Se han esperado hasta el último momento para abandonar sus valisísimas posesiones. Los tenemos que escuchar ahora que la cuenta atrás está acabando. ¿qué hacen? Entran directamente en la nave. Era de esperar. Son los que mandan, los que han mandado siempre. Los deportistas hacen el pasillo a los dueños de sus sponsors, los científicos se apartan ante los que pagan sus proyectos, los artistas miran para otro lado y los jóvenes preocupados silban y protestan como siempre. Tenemos que aceptar que son ellos, aunque queda un poco feo que no se paren a explicar sus razones. Ni se despiden. Ellos nos meten en el lío y son los que se salvan. Así son las cosas, qué les vamos a hacer. Ahí va el futuro de la humanidad. La cuenta atrás está acabando…

–CINCO…
–CUATRO…
–TRES…
–DOS…
–UNO…
–¡Pof!

–¿Qué ha pasado? ¡La nave se ha desintegrado! El pedazo más grande es del tamaño de una uña… ¿Qué será ahora del futuro de la humanidad?

Vuelve el listillo del principio.
–Señoras y señores, el Proyecto Génesis ha sido un rotundo éxito. Tenemos una nueva oportunidad. Vamos a intentar no cagarla esta vez.