martes, 22 de febrero de 2011

Inspiración

A lo mejor es solo cuestión de esperar, poner algo de música y relajarse un poco mientras llega y uno vuelve a sentir su aliento cálido y lleno de promesas. No te vuelvas, dime quién soy. Porque siempre llega, no se sabe cuándo, lo mismo te pilla en el parque dando de comer a los pájaros que hablando con algún vecino sobre el cambio climático. Entonces estás perdido, tu mente se traslada, se pierde en divagaciones. Eso me dice Laura, que a veces parezco abstraído, no, mujer, son tus labios, ya, ya, porque los labios de Laura me inspiran mucho. Finos, algo crueles. Podría empezar a escribir sobre ello, lo que te reconcilia con el mundo, lo que te hace caminar. Como el olor del café o el subsidio del desempleo. A lo mejor ella está en lo cierto y la inspiración es cosa de los dioses, el problema del auxilis, contemplación infusa o adquirida. Si es así, debería escribir sobre algo más trascendente, algo como el caos o los universos paralelos. Sería como vestirse de etiqueta para la ocasión, aunque sé que ella no entiende de eso, no le gustan lo protocolos, si te pilla en pijama y sin haberte aseado en cuatro o cinco días, mejor que mejor. Eso significa que has estado trabajando, que le has dedicado todo tu tiempo, las horas en el autobús, en los trabajos absurdos. La cena con los suegros. Bueno, es posible que ya esté aquí. A veces ni siquiera se molesta en llamar a la puerta, o disculparse, cómo estás, perdona por el retraso, tuve que atender a unos clientes japoneses, ¿Mukarami? Sí, es posible que esté cerca, muy cerca, tal vez detrás de ti, observando en silencio, y que muy pronto vuelvas a escuchar sus palabras, no te vuelvas, dime quien soy, esas palabras mágicas y apenas susurradas. Ese aliento de fuego.

2 comentarios:

  1. Muy bueno. Has tenido visita...

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  2. Hay que estar preparados, las musas te visitan en cualquier momento y es necesario ejercer de magníficos anfitriones. Tú lo has hecho. Felicidades.

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