miércoles, 16 de febrero de 2011

TERTULIANO

Me conoces. Trabajo en la tertulia de la mañana, en la tele.
Cuando todo el mundo se levanta, yo llevo media hora en maquillaje.
Cuando todo el mundo empieza a trabajar, yo he terminado.
Todos los días opino sobre todo. Y suelo equivocarme, mis compañeros se sonríen, porque nunca acierto.
Y cuando digo nunca, es nunca.
Soy pesimista y digo:
- Me gustaría que las negociaciones de paz continúen, pero se van a interrumpir.
Después de decir eso, las negociaciones empiezan a fructificar.
Vuelvo a ser pesimista y digo:
- De corazón deseo que esa niña aparezca viva, pero esta claro que no va a ser así.
Inevitablemente, la niña aparece.
De hecho soy pesimista adrede. Matemáticamente, todos mis temores son disipados en el diario de las tres.
Esto no es una ilusión, es fácil de comprobar, todo esta grabado y se puede contrastar. Llevo dos años y medio sin acertar. En ningún tema.
Lógicamente mido mis opiniones, es una forma simple pero efectiva de dirigir el mundo.
No necesito rebuscados y maliciosos planes como Fu-Manchú, ni complicadas infraestructuras como el Dr. No y encima no soy el malo de la película.
Pero llevo las riendas.
Soy el calvito amable que últimamente se sienta a la derecha de la mesa. Seguro que no te imaginabas así al amo del mundo. El calvito pesimista de la tertulia.
Soy el mas antiguo, fíjate que soy el único de la mesa que estoy desde el primer día en el programa. Evidentemente cuando me di cuenta fue lo primero que dije:
-Algún día me sustituirán, aunque me gustaría trabajar siempre en este programa, lo cual es imposible.
Y aquí estoy. A todos se les ha sustituido menos a mi.
Todas las mañanas intento dejar el mundo mejor de lo que estaba, a veces me equivoco, pero mi intención es siempre buena.
Solo algo me preocupa: mi estado de ánimo no es bueno.
Mi mujer ha contratado a un abogado con MI dinero y se quiere quedar con Mi hijo, Mi casa, Mi sueldo y todo lo que es MIO.
No ha dejado de quererme, solo ha sopesado y de repente le interesa quedarse con todo lo mio y lanzarme de su vida.
¿Dónde han quedado las promesas de amor juradas? – Te amare siempre.
Me cabrea, no quiero ir al trabajo mañana. No en este estado de ánimo.
En cualquier momento el moderador me va a preguntar mi opinión.
Y tendré que responder.
Ella me dice que no se acaba el mundo. Y no se que opinar.

4 comentarios:

  1. Me parece una idea fantástica, bien redactada y divertida. Uno de los mejores relatos que he leído en tiempo.
    Gracias a todos los que hacéis el blog.

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  2. Gracias a tí, Aguquen.

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  3. ¿Así que eres tú el calvito que se sienta a la derecha de la mesa? Entonces, mañana sigue lloviendo, seguro.

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  4. jeje, inocente al principio, casi maquiavélico después. Muy divertido.

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