lunes, 9 de mayo de 2011

Cita fallida (fin)

- Escúcheme con atención –digo-. No soy quien piensa que soy, pero estoy en peligro. Unos tíos quieren lincharme, tiene que llamar a la policía cuanto antes, ¿oiga?, ¿está ahí?
- ¿Los pasajeros?, ¿te refieres a los pasajeros? También es lógico, piensa en sus familias. Deben estar muy cabreados.
- No, no, no.
- Mira, sé que estás muy nervioso por lo de tu mujer, pero nosotros somos la policía y tienes el deber de desconectar esas bombas. No es el momento de bajar los brazos. Sé que hemos tenido nuestras diferencias, pero eres buen policía, de los mejores, créeme.
Trato de sacarle de su error, le cuento lo sucedido, mi cita con Necmi, mi encuentro con la joven del dedo, el robo, pero por toda respuesta escucho un rugido: ¡Arranque este autobús de una puta vez!
Media hora después estoy en las escaleras de una iglesia, sin dinero y con los calcetines a remojo. Al menos, he despistado a mis perseguidores y los cigarrillos ya están secos. Fumo uno mientras pienso en Necmi, en las gaviotas, en nuestra cita fallida. Al pasar, un matrimonio me deja unas monedas en el suelo, qué juventud la de hoy, es la falta de ideales, murmuran.

5 comentarios:

  1. ¿Y la bomba? Ahora tengo que recomponer los pedazos y leerlo de un tirón, porque con los parciales has dejado mucho tiempo entre capítulo y capítulo.

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  2. Este relato también tiene muchos años,y para su redacción me basé en la película de Scorsese, Jó, qué noche, del año 85.

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  3. Los parciales son mi cruz, Bernie.

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  4. sako, cuantas viñetas a dibujado este texto en mi cabeza, espectacular,tengo que confesar que no me gusta leer mucho,pero en este caso al empezar a leer no he podido parar hasta descubrir el desenlace final,un abrazo

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  5. Bueno, oye, está como al principio pero con unas monedillas más (lo del robo no lo contamos, son, como dicen los americanos, daños colaterales).

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