viernes, 10 de junio de 2011

Hogar, dulce hogar

Hoy estoy indecisa. No sé si adentrarme en el edén de la cocina y perderme en los efluvios de la fruta, o si seguir disfrutando del frescor de este vidrio, aun a riesgo de perder la adherencia y precipitarme a sus aguas. No sé si explorar de lado a lado este salón que se me antoja eterno, recorriendo cada rincón, descansando en cada pared… poniendo a prueba balancines y almohadillas. No sé si alborotar al perezoso Dante para que me regale el azote divertido de su cola. También puedo retirarme al cuarto de baño y olisquear los restos de mi anfitrión, caídos en vaivén sobre el lavabo, o colarme a hurtadillas en su cuarto para saborear las mieles de su piel, lamer el contenido de sus poros y enredarme en algún pelo juguetón. No sé si simplemente deleitarme con la acompasada fricción de mis extremidades mientras espero que él despierte de su siesta. Entonces quizás podamos volver a jugar a las persecuciones, matamoscas en mano.

4 comentarios:

  1. Qué equivocados estabais si pensabais que me habíais perdido de vista. Un parón para preparar los exámenes como Dios manda y ya estoy aquí de nuevo.
    Por cierto, he hecho algunos cambios en Bitácora de Frida para que cargue perfectamente desde cualquier navegador. Ya no hay excusas posibles, jeje.
    Saludos para todos.

    ResponderEliminar
  2. Hola Frida. Esa mosca da para más, si quieres la continuamos. He entrado en la bitácora. Ha sido emocionante ver todas esas letras...

    ResponderEliminar
  3. Cuánto me alegra verte de nuevo, Frida. Este relato me recuerda viejos tiempos, aquellos en los que intercambios nuestras moscas por correo. Espero que hayan ido bien los exámenes. Muchos besos.

    ResponderEliminar
  4. Si gustas, Ber, sigue tú. Después de Sako, e incluso de alguno de los nuevos colaboradores, si es que les apetece, voy yo de nuevo en caso de que siga dando de sí.
    Gracias, Sako. Espero que vuestros exámenes también hayan ido bien.

    ResponderEliminar