sábado, 29 de octubre de 2011

Secuestro


   Era tan insoportable que sus secuestradores, en vez de amenazar con quitarle la vida, manifestaron su propósito de devolverla a la familia sana y salva. Nunca fueron tan felices como entonces.

2 comentarios:

  1. Cuando le pasaron la última cena por debajo de la puerta ella agarró suavemente la mano del encapuchado y prometió que se portaría bien si no la soltaban. Los secuestradores decidieron aguantar una semana más.

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  2. Desde entonces el síndrome de Estocolmo no preocupa a los psicólogos, lo han descatalogado y sustituido por el de Málaga, mucho más peligroso.

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